viernes, 5 de agosto de 2011

“Pasarela de vedettes con caras de duende”




Me acuerdo perfectamente aquella noche como un trabajo de caligrafía.
Vos estabas caminando por las escaleras
del negocio de pepe, el peluquero.
Mientras yo te contaba
Cada uno de mis sueños.
Vos me decías que estaba muy loco.
Que a vos nadie te regaló un chicle para calmar la borrachera
y que no fuiste a ningún conservatorio para tocar la batería.
Al fín y al cabo, te doy la razón.
Estoy loco. Pero todavía sigo creyendo que
Cada vez que hablábamos por msn estabas borracha.
Nadie se queda hablando conmigo hasta las 8 de la mañana.
Ni nadie me cuenta todos sus secretos.
Nunca me hicieron llorar tanto. Porque la estupidez humana me alegra.
Mis únicos momentos de óceo son cuando no pienso.
Ahora vos hablás desnuda
Pero te ponés un antifaz.
Yo limito mis acciones y sigo pensando
Que la muerte
es lo único real…
Me gustaría publicar todo esto en un libro y vivir de eso.
Pero eso es más difícil que saber quiénes son las personas que me saludan
Cuando voy por la calle.

2 comentarios: