La radio explota desde el tren.
¡Bienvenidos a Disneylandia, señor comandante!
¡Estamos en tu habitación!
Tenemos miedo de que usted se enamore.
Tenemos miedo de la muerte
y por eso tocamos en una banda de rock
o salimos de compras.
Por eso nos ponemos de novio, por eso los viajes a Europa.
Por eso las mascotas.
Por eso la militancia,
el nuevo hincapié de leer o ver la última película
que dio el cine mundial,
el nuevo celular, los viejos y aburridos amigos,
los genios que nunca seremos pero están
en las portadas de espectáculo.
Por eso los dientes afilados
Y los ojos como navajas.
Por eso los llamados a los niños del tonto show.
Por eso comer chocolate
o matar a un albañil.
Por eso la policía, la hostia
o el expediente de la ciencia.
Por eso el trabajo, la comida en la parrilla,
el fútbol, la ketamina.
Por eso el desacato
a lo estúpidamente formal
y artificial…