domingo, 26 de junio de 2011

“El VERDULERO QUE PERDIÓ LOS OJOS”


Me pasaban muy pocas cosas durante la semana. Pero la mañana del 23 de agosto
de mil novecientos no me acuerdo, no pasó tan desapercibida.
Me quedé ciego y con eco. CIEGO. Ciego. Y con eco. Mirá!
Ci
E
Go.
EGO. EGO. EGO. EGO..
Esta vez eran mis ojos el GRAN problema en la cara y en mi cura.
Mis ojos. Los que ven esas cosas que puedo comprender casi a la perfección. Si fuésemos ciegos lo imaginario abarcaría casi la totalidad de nuestros pensamientos
Y los maleficios serían otros. Más crudos o no.
NO SABÉS NADA...
Los ojos.
No son Normales.
Son huevos fritos.
Pero los míos olían como árboles de Brasil.
De esos árboles que besan.
Esos que odian. Esos que aman. Esos que lloran.

Bueno, continuando…
Un día me desperté sin mis ojos Y ME VOLVÍ CANADIENSE.


LOS OJOS que tenía todos los días ya NO ESTABAN en mi cara.

Estaban pegados con plasticola
en la portada principal del diario La Nación. ¡ME QUERIA MORIR!
Estaba perdido (pensé desde luego) Desde luego de toda esta catarsis llamada “UNIVERSO”. “SOY una madre solterona”, dije.
¿Y ahora quién va a alimentar a mis críos?
¿Le rindo Homenaje a Videla y que me atrincheren el cuerpo? ¡Dios Mío!
¿Cómo voy a robarme el auto de mis yernos?
“No sé” me dijo Urma Thurman..
Todavía vamos a jardín infantes. SALITA AMARILLA CON LA PROFE GLADYS.


Esa mañana era como una princesa que tiene ganas de tirarse un pedo
en una ceremonia y se los guarda para cuando llega a la casa. Era huérfano de mis ojos y los jubilados del PAMI se reían.
Pero yo salté del colchón y les grité señalándolos
con el dedo índice sucio (de cocinar guiso):
¿QUÉ SE RÍEN USTEDES VIEJOS ORDINARIOS?!!!
USTEDES se van a morir pronto y nadie les rendirá culto.
Y me volví a acostar.


Puse el despertador y sonó a las tres de la tarde.
Pero yo seguía en LA SEMANA PASADA. Y fui al baño.
Duramos 2 años en el baño:

ERAS PARTE DE MI VIDA Y TE DISTE CUENTA ANTES DE SABERLO.

Fue entonces cuando vi por los mingitorios de la Shell más cercana.
Que Ayer
Todavía Era Mañana.
Y miré como un niño
cómo aquellos dos soretes tan hermosos se juraban amor eterno. Y se besaron. Eran parte del GUISO que había cocinado la noche anterior.
Los soretes dieron el SÍ,
se pusieron los anillos ahí en el agua,
y se fueron de luna de miel a las cloacas de mi barrio escuchando Virus.
TÍPICA MUSIQUITA DE MIERDA.

MAÑANA SERÁ OTRO DÍA, pensé.
Ya sin temperamento. Sin poesía. Sin boxeo. Sin cariños.
NI DOLOR.

Pero eso sí... con ganas de contarle a tu mamá que cada día que la veo pasar por mi almacén sufro ERECCIONES INCONTENIDAS
por mirarle ese arito que se puso en la boca


Y SE ME CAEN LOS OJOS OTRA VEZ, no vés?

TE DESEO SUERTE….

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