
El artista estaba desnudo
Hacía trucos imperceptibles con un mazo de cartas
Todo el mundo trotaba en su codo,
y luego en la palma de su mano izquierda
y así bajaban como pulgas
Las mujeres le besaban los pies negros,
y sus rulos
flotaban como papeles en el viento
Todo sudado… todo… el artista sonreía
Y yo, oliéndole el sobaco a Dolina
(Para corroborar verdaderamente si era él)
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