miércoles, 16 de marzo de 2011

“Y…”






El artista estaba desnudo
Hacía trucos imperceptibles con un mazo de cartas

Todo el mundo trotaba en su codo,
y luego en la palma de su mano izquierda
y así bajaban como pulgas

Las mujeres le besaban los pies negros,
y sus rulos
flotaban como papeles en el viento

Todo sudado… todo… el artista sonreía

Y yo, oliéndole el sobaco a Dolina

(Para corroborar verdaderamente si era él)

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