jueves, 5 de mayo de 2011

Cuando estemos en Yokohama no me hables





Tengo un PERO en la calle que tiene ganas de entrar.
Sólo espero otro momento que me pida comida.

Es el río bajando por el puente
y un amigo me dice que el suelo no se mira. Quiero creerle.
Pero el infierno vino por mí,
y se quedó con vos.
No te entiendo o no te conozco. Sé demasiado de eso.
Una estrella borracha cae del cielo
y pregunta por tu nombre.
No puede deletrearlo. Es como buscar un Japonés perdido en China

Los chicos jalan poxirán, o toman merca
o se compran una petaca de whisky y se quedan sin un mango para la bohemia.
Ya no quieren abrazar.
Y yo los comprendo.

El silencio escucha.
El amor es amor. No podría explicarlo. Apenas sé lo que se siente.
Es una pena que el cigarrillo caiga debajo de la mesa mojada. No tengo más.
Y vos te reís de lo que dibujás o pensás.
Más dibujos son tus pensamientos.
No le pidas un beso al diablo.
Tal vez sólo quiera sexo
y tener un hijo con vos para abortarlo en tu espalda.

Tené cuidado el nombre que le vas a poner antes de llorar…

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